Un cierre para el recuerdo


Por:Santiago Guerrero Vinueza


La jornada quedará en la memoria de los asistentes. Así se despidió la mejor feria taurina del continente.

La última corrida de la Feria Jesús del Gran Poder tuvo de todo: gritos en defensa de la fiesta, orejas, show, lluvia y puerta grande. Iván Fandiño dejó claro que le gustaría volver a la arena de Iñaquito. Se sintió tan cómodo, que a pesar del aguacero, regaló un toro a los aficionados. En el primero de su lote, el español mostró calidad y elegancia ante un toro que no embestía del todo. La autoridad lo premió con una oreja.


Alejandro Talavante no tuvo la misma suerte. En su primer toro, el diestro se mostró más bien parco, el público respondió con silencio y el torero se fue con las manos vacías.


El Fandi tomó a los aficionados por los cuernos. En su primer toro, Fandila puso tres pares de banderillas muy coloridas y sacó todo lo que pudo de su ejemplar, pero la autoridad se portó mezquina. Ni siquiera una oreja. En el segundo de su lote, El Fandi salió entregado por completo. Puso cuatro pares de banderillas de manera extraordinaria e hizo una lidia fenomenal.


Tomó un sombrero que cayó a la arena, propiedad del pintor ambateño Oswaldo Viteri, continuó su lidia por derecha y cerca de las tablas y se lo puso al toro en la cabeza. Delirio en los tendidos.


Así se terminó la Feria de Quito Jesús del Gran Poder, en medio del reclamo de los aficionados porque vuelva la fiesta completa, es decir con la muerte del toro en el ruedo.


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